Si me pidieran un referente en el mundo de la arquitectura, su nombre encabezaría mi lista. Alvar Aalto, era más que un arquitecto, es actualmente uno de los grandes pilares del racionalismo marcando un antes y un después en el mundo de la arquitectura y el diseño.

Este arquitecto finlandés, considerado un maestro de la segunda generación del movimiento moderno. Con predecesores como Mies van der Rohe o Le Corbusier. Ha dejado huella y hoy en día admiramos su trabajo, donde logra transformar lo simple y lo lleva a convertirse en una poesía visual sin precedentes.
No estamos aquí para leer un estudio metódico sobre su trabajo. Podríamos… Pero eso lo haría muchísimo mejor un arquitecto conocedor del campo. En este caso quiero centrarme en algo más, vayamos más allá y analicemos cómo la forma de sus creaciones nos lleva a un placer armónico tan único y especial.

Las sensaciones que nos transmite son completamente entrañables, cálidas y cercanas. Si alguna vez te has paseado por libros de arquitectura, has navegado online sobre este tipo de movimiento de los años 60 o simplemente no has podido dejar de hacer scroll en Pinterest, seguro que te has topado con imágenes maravillosas de su trabajo.

Aalto destaca por proyectar aspectos muy funcionales y ergonómicos de los espacios. Como resultado, encontramos una arquitectura casi orgánica, en la que se incorporan materiales propios de la zona de construcción y la naturaleza emerge de entre los muros. Esto ha hecho que se mantengan intactos en el tiempo con su valor estético y se conviertan en lugares de culto para los amantes del modernismo.
Todas sus creaciones generan en mí una satisfacción inmensa. ¿Podríamos chasquear los dedos y mudarnos a cada una de sus obras? Sería un sueño hecho realidad… Sus materiales humanos y sencillos, la abundancia de la madera y el cristal, sus formas ovaladas y curvas, dan vida y enmarcan su diseño. Para él, el interior debe estar unido con el exterior. Pues no existe el uno sin el otro. Es por esto que podemos observar cómo funde ambos desde dentro de la construcción. Creo que esto, sin duda es una de las peculiaridades que más me complace a la hora de admirar su trabajo.


Observar sus construcciones y deleitarnos con piezas de decoración diseñadas por él, es un must que todo amante de la arquitectura debe tener en su lista. Sus piezas, producidas actualmente por Artek son casi tesoros para la humanidad. Líneas sencillas, funcionalidad y amor por los materiales más primarios.
Ha dejado huella y hoy en día admiramos su trabajo, donde logra transformar lo simple y lo lleva a convertirse en una poesía visual sin precedentes.
La mezcla de construcciones de índole institucional junto con la vivienda privada están inspiradas en su espíritu más contemporáneo y unidas generan una sensación de hogar que llevan a cabo una firma auténtica, sólida y un estilo muy característico.

Su propio estudio o la Villa Mairea, son entre otros, algunos de mis preferidos. Y creo que definen bien su filosofía de creación. Logra mantener la esencia de los pilares básicos de la arquitectura… Si eres un amante de este mundo, del interiorismo y del buen gusto, no me cabe duda de que podrás disfrutar a la hora de visualizar sus espacios. Donde podrás perderte y conocer a fondo estas obras que son claramente, un sueño.