México lindo y querido…
Para empezar a hablaros de Casa Mérida, tengo que contaros primero una experiencia personal.
Este año, por motivo de mi 30 cumpleaños, me regalaron un viaje que llevaba muchísimos años deseando: México. Mi felicidad era absoluta, por fin conocería este país que tanto tiene que ofrecer a nivel artístico, arquitectónico y paradisiaco. Visitaría todos mis lugares favoritos, recorrería ciudades que me moría por conocer y descubriría playas en las que me moría por darme un chapuzón.
Entonces llegó el Covid-19 y arruinó todos mis planes… Mi viaje se fue al traste, y todo aquello que habíamos planeado conocer, se esfumó. Sin embargo, en mi búsqueda previa de todo lo que me habría gustado visitar, encontré varios rincones muy especiales. Uno de ellos, la preciosa y única Casa Mérida.
Ludwig Godefroy es el arquitecto que dio vida a esta obra de arquitectura de la que, os digo con el corazón en la mano, es una de las más bonitas que he podido ver.
Reúne todos los esenciales que para mí son imprescindibles a la hora de disfrutar visualmente de una construcción.
El placer arquitectónico de la Casa Mérida
El uso del hormigón, las formas geométricas que se funden en diferentes espacios, una piscina de ensueño y una decoración única. Todo esto suma y logra conseguir un espacio idílico del que no podrás escapar fácilmente sin sentir un absoluto placer arquitectónico.
El arquitecto, basó este proyecto en la cultura Maya. Y puedes sentir su huella alrededor de toda la construcción. Los materiales naturales se funden con la arquitectura y da pie a un espacio inigualable que mezcla tradición y modernismo a partes iguales.
¿Cómo es posible construir algo que te transporte a las raíces de la zona de Yucatán en pleno siglo XXI?
Ludwig lo hizo posible. Las líneas rectas, figuras geométricas y diferentes entresijos están inspiradas en construcciones de la antigua civilización, imitando como solían conectarse entre comunidades, convivir y trabajar.
La casa está construida a conciencia, sus pequeños detalles son los que consiguen la perfección entre funcionalidad y estilo. Los materiales utilizados, por ejemplo, son todos autóctonos de la zona.
Todo está bien estructurado y nada se deja al azar. Sus muros y la disposición de estos está planteada para conseguir una manera de vivir más fácil y sostenible, evitando explotar sin necesidad los recursos de la naturaleza.
Este tipo de construcción es muy común entre las obras de Godefroy. Da forma a los espacios siempre pensando en cómo los volúmenes pueden favorecer a la propia ventilación, luminosidad y comunicación de los espacios.
Casa Mérida no solo está pensada para observarla como una pieza de diseño, sino para vivirla cómodamente.
Por ahora, disfrutaré de ella vía online. Me deleitaré con sus imágenes y la sensación que me transmite. Esperaré ansiosa a poder conocer esta y otras maravillosas obras arquitectónicas del país en cuanto pueda coger un avión y volar hasta allí.