El pasado 28 de noviembre tuvimos una noticia que nos dejó mudos. Todos y cada uno de los amantes del diseño tuvimos un momento de tristeza y se nos encogió el corazón al enterarnos. Fallecía Virgil Abloh, agitador cultural que cambió por completo el mundo del diseño y reinventó el mundo del lujo.
Pero no vengo a hablaros de su triste partida. Quiero rendir homenaje a su trabajo y a todo lo que logró a lo largo de su carrera, que no fue poco. Este estadounidense, en apenas diez años consiguió poner a sus pies a marcas tan increíbles como Ikea, Vitra, Louis Vuitton, entre otros… Virgil Abloh era capaz de moverse como pez en el agua en aquello a lo que todos los diseñadores aspiran: el lujo y la fantasía.
Todo lo que llevaba a cabo era llevado a cabo desde un punto de vista “diferente”, intentaba cambiar las marcas de toda la vida por un nuevo concepto de diseño. Dio un nuevo significado a ‘ser cool’ y logró que jóvenes y mayores hablaran un mismo idioma alrededor del mundo del arte, la moda y el diseño.
Para él era primordial que el diseño llegara a todo el mundo. Desde un joven de 17 años hasta alguien en su época adulta con un presupuesto muchísimo mayor. Muchos le echaban en cara que convertía el diseño en algo “vulgar” en donde el marketing era su único fin, sin embargo para él era diferente…Él era un agitador cultural. Él quería alejar el concepto de diseño de lo intocable y acercarlo a todos. Porque a fin de cuentas… ¿Quiénes somos nosotros para decidir quién puede acceder a lo bello y quién no?
El diseño para Virgil Abloh era un lenguaje de expresión. Un lenguaje que lograba transmitir de manera sencilla y con el que disfrutaba creando colaboraciones para las marcas más top de todo el mundo. Este joven arquitecto, sabía perfectamente qué decir y cómo. Cómo darle vida a los objetos y a las formas de la manera más purista. Al fin y al cabo la arquitectura y el diseño industrial eran sus raíces, y es esto lo que plasmaba a la hora de crear y diseñar.