Seguro que te has visto en la tesitura de estar observando alguna obra de arte y sentir un absoluto placer. Notas una sensación de calma que te embarga y de la que no puedes escapar… Obras que entran por tu retina y te transportan a un mundo de sensaciones muy intensas. Donde casi puedes sentir las texturas, palparlas y vivirlas. Piezas de arte que entran en ti a través de la mirada y que logran que tus sensaciones se sintonicen de una manera única.
A esto, me gusta catalogarlo como “visual pleasure”. Un placer visual del que no puedes escapar por mucho que lo intentes, y es que una vez te das cuenta de que tienes cierta debilidad por el mundo del arte, no lograrás escapar al mundo de las sensaciones. Te logran transmitir tanto en un solo espacio que es algo casi mágico.
Quizás primero deberíamos entender qué es lo que ocurre en nuestra cabeza, por qué las obras de arte nos despiertan unos u otros sentimientos y cómo afecta en nuestro organismo. No quiero darte una clase magistral, pero sí que descubras cómo afecta el mundo del arte a nuestro interior.
Entender los recovecos del cerebro. Y comprender que todo empieza en nosotros, como seres humanos sensibles y únicos.
El arte es básico para nuestra supervivencia. Por eso la cultura se hereda de generación en generación y pasan los siglos pero se mantiene intacta. Estudiarla, analizarla y empaparse de ella es una de las premisas de la humanidad. En nuestros primeros años de vida sentimos de manera natural la necesidad de bailar, cantar, pintar y expresarnos de manera corporal. Todas estas actividades son necesarias para nuestro desarrollo físico, cognitivo, motriz y emocional. Y esto, por sencillo que parezca, es lo que da forma al ser humano y nos distingue de los animales.
Para poneros un ejemplo, en Harvard existe un proyecto llamado Artful Thinking. En este proyecto, utilizan imágenes de obras de arte para estimular y despertar los sentidos de varios grupos de niños. Procesos como la curiosidad, la observación y muchos otros más, son puestos a prueba. ¿El resultado? Entender como el arte se vuelve imprescindible para el desarrollo del pensamiento creativo y el aprendizaje.
Todo esto que descubrimos de manera natural y casi orgánica, se planta frente a nosotros como una de las virtudes más especiales y características del ser humano. Dando a nuestro ser las ganas y la oportunidad de revivir diferentes situaciones y despertar en nuestro cerebro un torrente de necesidades y emociones. No es únicamente cuestión de expresión y retención, es algo que va más allá y que nos permite además de mejorar nuestras capacidades manuales, acercarnos a un desarrollo socioemocional muy relevante a lo largo de nuestra existencia. El arte, es el motor que nos hace avanzar a diario, nos hace libres de pensamiento pero también es un punto de inflexión para acercarnos a otras culturas y permitirnos evolucionar como sociedad.