Actualizando sobre las vacunas frente a la Covid19

REDACCIÓN
Alejandro Orrico

Aunque parezca una eternidad, se acaban de cumplir 2 años desde la irrupción de la pandemia de Covid19 en nuestras vidas y poco más de 1 año desde que disponemos de vacunas para prevenir esta enfermedad.

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Mucho, yo diría que demasiado, se ha hablado sobre la seguridad, eficacia, efectividad, efectos adversos y demás de estas vacunas. Tanto, que la mitad de la población se ha convertido en “expertos vacunólogos/científicos” y la otra ya no sabe ni qué creer.

Los medios de comunicación llevan 2 años abriendo los telediarios y llenando los periódicos con noticias sobre la pandemia. Hasta una niña pequeña es capaz de decirte la incidencia acumulada de la última semana o el nombre de la variante en circulación, por poner algunos ejemplos. Con semejante cantidad de información, es difícil detectar los bulos y quedarse con lo científicamente importante.

Con semejante cantidad de información, es difícil detectar los bulos y quedarse con lo científicamente importante.

En este artículo, vamos a resumir algunos de los hitos más importantes sobre las vacunas frente a la Covid19.

¿Son seguras las vacunas frente a la Covid19?

Corría el mes de diciembre de 2020 cuando se autorizaban las primeras vacunas. La población se debatía entre la sorpresa de presenciar un desarrollo clínico asombrosamente rápido y el miedo y escepticismo por la seguridad de las emergentes vacunas. Circulaba en ese momento la idea de que las vacunas se habían saltado fases del desarrollo clínico y, por tanto, no eran suficientemente seguras y que las novedosas vacunas de ARNm se iban a introducir en nuestro ADN convirtiéndonos en algo así como mutantes.

Hoy en día, podemos contestar a estas preguntas desde la evidencia científica.

Es cierto que la duración media en desarrollar una vacuna era tradicionalmente de más de 10 años y que venía a costar unos 500 millones de dólares (Weforum). Sin embargo, frente a la Covid19 se desarrollaron en lo que se conoce como “velocidad pandémica”, es decir, meses. Este hito fue posible gracias a varios factores tales como:

1) Ya había mucho investigado sobre vacunas frente al SARS-Cov-1 y al MERS (los anteriores coronavirus).

2) Algunos laboratorios (sobre todo Biontech) llevaba muchos años estudiando vacunas de ARNm.

3) En vez de utilizar la forma tradicional donde las fases se hacen por separado y analizando muy bien los resultados antes de pasar a la siguiente (para estar seguros de su éxito debido a su altísimo coste), se hicieron en paralelo. Estos procesos, no solo planteaban una logística sin precedentes (hablamos de estudios en varios países a la vez donde se reclutan miles de personas), sino que supuso un riesgo económico total para las empresa farmacéuticas (estaban fabricando las vacunas a la vez que las estudiaban, sin saber si iban a funcionar).

4) Las autoridades sanitarias (ej. La Agencia Europea del Medicamento) estaban en continuo contacto con las farmacéuticas y analizaba los resultados en tiempo real, en vez de esperarse a acabar las 3 fases del desarrollo para estudiar y analizar los resultados con calma (1-2 años). Aquí os dejo un artículo para profundizar sobre el desarrollo de vacunas a velocidad pandémica (NEJM), o también podéis echar un ojo a otro de mis artículos donde hablaba sobre los ‘Retos de las vacunas frente al coronavirus y estrategias para superarlos’.

Otra de las mentiras más repetidas fue que las vacunas podían modificar nuestro ADN y transformar a los vacunados en seres «transgénicos». Hoy en día ha sido demostrado que es algo imposible porque las moléculas de ARNm NUNCA entran en el núcleo de nuestras células (donde está nuestro ADN) y, por tanto, no se pueden integrar en nuestro genoma. Además, son tan lábiles que se degradan a los pocos días de provocar la respuesta inmunitaria. Os dejo un artículo científico para profundizar en el tema (Nature).

Para aquellas personas que aún duden sobre la seguridad de estas vacunas, saber que se han administrado 10,57 billones de dosis en el mundo y se administran más de 30 millones de nuevas dosis al día (OurWorldInData) puede que les tranquilice. Además, desde la autorización de estas vacunas se puso en marcha un sistema de farmacovigilancia sin precedentes que ha estudiado (solo en España) más de 55.000 notificaciones de reacciones adversas minuciosamente. Con más de 92 millones de dosis (Sanidad) administradas en nuestro país, podemos decir que es el medicamento más utilizado y vigilado. Esto, ha permitido incluir en su ficha técnica reacciones adversas muy raras (<1/10.000 dosis administradas). La Agencia Española del medicamento ha publicado hasta ahora 12 informes de farmacovigilancia (AEMPs). Estas notificaciones han llegado de la mano de tanto profesionales sanitarios como de la población general y, dada la situación, el número de notificaciones ha sido muy elevado.

¿Quiere esto decir que estas vacunas dan más reacciones adversas que cualquier otra?

Ni mucho menos. Quiere decir que ha existido mucha divulgación sobre la importancia de colaborar con la ciencia y de notificar estos efectos, por lo que, muchos acontecimientos adversos que han coincidido en el tiempo con la administración de una dosis de vacuna, se han notificado como posible efecto adverso de estas. El segundo paso ha llegado de la mano de los sistemas de farmacovigilancias, quienes se han encargado de decidir cuántas de esas notificaciones se debían realmente a las vacunas para poco a poco construir sus fichas técnicas.

Lo que sí podemos concluir es que la seguridad de estas vacunas está siendo minuciosamente vigilada y podemos decir con certeza que son extremadamente seguras y que su beneficio supera con creces el riesgo que puedan suponer.

¿Las vacunas son eficaces frente a las nuevas variantes?

Otro tema que nos ha llevado locos son las mutaciones y las variantes, y saber cómo afectaban estas a la efectividad de las vacunas.

Durante los primeros meses de 2021 nos cansamos de escuchar que las vacunas eran tremendamente eficaces. Los primeros ensayos clínicos con miles de personas demostraron que estas prevenían en más de un 90% las hospitalizaciones y muertes por Covid19. Sin embargo, pronto conocimos que:

1) Las vacunas no eran esterilizantes (no protegían de infectarse).

2) que la protección caía con el tiempo y 3) que el virus mutaba. Esto provocó una gran confusión entre la población. Todo era muy nuevo y había demasiada información virológica e inmunológica nueva que digerir.

Gran parte de la población se ha convertido en “quasi-experta” y hoy sabe que el hecho de que los virus muten no es, para nada, novedoso. Sabemos que otros virus, como es el caso del de la Gripe, muta todos los años. Muchos creen que las mutaciones se deben a que los virus buscan adaptarse y hacerse menos agresivos para poder seguir circulando, pero la realidad es que los virus no mutan a propósito si no que lo hacen de manera involuntaria. Los coronavirus, son virus ARN y mutan por un simple error al replicarse. Dichas mutaciones pueden convertirse en más graves (ej. Delta) o más contagiosas y menos graves (ej. Ómicron). Cuanta más gente infectan, más posibilidades tienen de mutar. Además, el riesgo de mutación es mayor al infectar personas inmunodeprimidas. Por esta razón, nos cansamos de repetir que esto es una pandemia global y no estaremos seguros hasta que la mayoría de la población mundial esté inmunizada. Sin embargo, como era de esperar, las desigualdades han quedado patentes una vez más. Tan solo el 10,6% de la población de los países en vías de desarrollo ha recibido una dosis, cuando miles de vacunas caducan en las neveras y ultracongeladores de los países ricos (https://ourworldindata.org/covid-vaccinations). Esto, no solo se debe al egoísmo humano, sino a los problemas logísticos de estos países (ej. Falta de ultracongeladores necesarios para mantener las vacunas de ARNm) y la falta de mano de obra cualificada para administrarlas. Iniciativas como COVAX sigue intentando que esto cambie (https://www.gavi.org/vaccineswork/covax-explained).

Por otra parte, es una realidad que la mayoría de las vacunas comercializadas (exceptuando las más recientes) están hechas con la cepa original. Además, sí que es cierto que la actividad neutralizante de las vacunas frente a las nuevas variantes ha demostrado ser un poco menor (NeutActv). Pero, diversos estudios han demostrado que la efectividad de las vacunas para prevenir hospitalizaciones y muertes por las nuevas variantes seguía siendo muy, muy alta. Varios estudios han demostrado que la efectividad de las vacunas para prevenir hospitalizaciones y muertes por las variantes Delta y Ómicron sigue siendo de más del 90% (EffectivenessDelta y EffectivenessOmicron). Aunque, una vez más, quedaba patente que las vacunas no evitan la infección, sobre todo en personas inmunodeprimidas (EffectivenessOmicron&Delta). Además, no todo son anticuerpos. Existe lo que se conoce como inmunidad celular, más difícil de medir pero que ofrece una protección más duradera que se ha visto que juega un papel fundamental en la protección frente a la Covid19.

Aunque no sean neutralizantes, sí que se ha visto que los vacunados tienen menor sintomatología y lo transmiten menos. Aquí os dejo un ejemplo de protección indirecta de los hijos gracias a la vacunación de sus padres (Science).

¿Qué situación confiere mayor inmunidad?

El trabajo de los científicos durante esta pandemia está siendo sin precedentes. En 2 años, se han publicado más de 220.000 artículos relacionados con la Covid19. Esta valiosa información es en la que se basan las decisiones políticas (aunque en ocasiones los políticos toman sus propias decisiones). Mucha gente se sorprendió cuando empezaron a “mezclar” vacunas. Es decir, cuando habiendo completado la pauta de 2 dosis con una vacuna, nos ponían la tercera dosis de otra distinta. Esto se hizo al estudiarse que lo que se conoce como pauta heteróloga (mezcla de vacunas de diferentes marcas/estructura) confería una mayor inmunidad. Así se hizo eco la OMS (WHO). La razón es que las vacunas de vectores víricos inducen principalmente la inmunidad celular y las de ARNm la humoral, esto hace que la amplitud de la respuesta inmune sea mayor (Deming_Nature).

Hoy se sabe aún más y se ha publicado que la situación que confiere una mayor protección es lo que se conoce como inmunidad híbrida (vacuna más infección) (Science_Hybrid).

Ojo! Esto no quiere decir que se recomiende a las personas contagiarse, pues los riesgos a la salud son altos, sino que se puede contar con una protección potente y duradera si se ha recuperado de la infección y se cuenta con vacunas administradas.

¿Y qué pasa con la tercera y cuarta dosis?

La ciencia fue resolviendo que la respuesta inmunitaria caía a los 6-8 meses tras la segunda dosis pero que, tras una tercera dosis, se producía un claro aumento de la protección frente a las 3 variantes que había en ese momento (Choi_Nature). Por eso, se decidió administrar la tercera dosis. Esto se traduce en una mayor efectividad de 3 dosis frente a 2 para prevenir mortalidad (Arbel_NEJM).

Sin embargo, los estudios revelaron que los anticuerpos también caían a los pocos meses tras la tercera dosis. A partir de este momento empezó a plantearse la posibilidad de una cuarta dosis. Pero, algunos países pioneros como Israel ha visto que sus beneficios, al menos frente a la variante Ómicron, son más bien escasos (Israel_4dose).

¿Llegarán las supervacunas?

En cualquier caso, las vacunas actuales están funcionando muy bien contra la enfermedad grave y la muerte. Sin ellas, la sexta ola habría sido una auténtica carnicería. Sin embargo, la realidad es que las vacunas no son perfectas. Su protección decae al cabo de unos meses y no evitan la transmisión. El virus va a seguir evolucionando y pueden aparecer nuevas mutaciones más o menos virulentas. Se están haciendo vacunas específicas frente a Ómicron, pero probablemente lleguen cuando tengamos otra variante entre nosotros.

En otro de mis artículos La vacuna universal, dimos a conocer la importancia de la inversión en investigación y el trabajo conjunto entre entidades para dar con una solución que parara los pies a la COVID19.

Lo que necesitamos es una vacuna “a prueba de nuevas variantes”. Y se está trabajando en ello. Si quieres leer más al respecto, te recomiendo un post de mi colega Ignacio López-Goñi (@Microbio).

Lo que sí está claro es que la pandemia ha acelerado el desarrollo de tecnologías ARNm para vacunas que ha demostrado ser segura y eficaz. Esto ha abierto un mundo de posibilidades y van a cambiar el paradigma, no solo de las enfermedades infecciosas, si no de muchas otras enfermedades como cáncer (Kumar_Nature). La historia, acaba de empezar.


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