El verano de lo cotidiano

Abrazarse a lo cercano.

REDACCIÓN
Alicia Macías

Seguro que este verano habéis escuchado más de una vez eso de: “este está siendo un verano muy atípico”. Pocas personas han sido las que no han mencionado estas palabras en alguna conversación con conocidos, familiares o amigos.

Es la frase estrella desde que en Marzo del 2020 nos confinaron y vivimos una de las crisis sanitarias más importantes de nuestros tiempos. “El verano de la pandemia” es el título perfecto para cualquier película inspirada en los tiempos que corren. Lo cierto, es que las expectativas no eran muy altas… Podíamos salir a la calle, sí… Pero había algo dentro de nosotros que seguía encerrado, con la llave puesta y sin salida.

El miedo, la incertidumbre y los nervios han sido los protagonistas de esta época estival. Parece mentira como hemos normalizado cosas que hace poco nos parecían completamente absurdas si nos las hubiesen contado.

Ponte la mascarilla, échate el gel anti bacterial, no des dos besos, mejor el codo. Abrazos con la mirada… Y seguro que me dejo varias más.

Debo confesar, que este verano me ha sorprendido gratamente. Hacía mucho que no disfrutaba de esta manera. Genuinamente, de forma sencilla y tan visceral. Tenía tiempo sin sentir amor por lo sencillo, sin abrazarme a lo simple y darle la mano a lo común.

Vivir de una manera tranquila, disfrutar de lo cercano y no tener la necesidad de atravesar fronteras para tener un verano de ensueño. Estaba acostumbrada a embarcarme en aviones con horas y horas de viaje, y resulta que el paraíso lo tenía a la vuelta de la esquina. El paraíso estaba en mi interior, en lo que me rodea y en la sensación de que lo tengo todo y eso es tener suerte.

Seguro que me entendéis. Y no me malinterpretéis, viajar seguirá siendo mi gran pasión, descubrir nuevos países, recorrer el extranjero, conocer nuevas culturas… No quiero perderme eso. Pero me alegro de haber saboreado lo más cercano y haber sido feliz.

La vuelta a la realidad siempre es dura, pero este año es distinta… ¿No creéis? Este año tengo las pilas cargadas, me siento agradecida.  Y esa sensación espero que no se nos borre con el tiempo.

La pandemia nos ha quitado muchas cosas, pero también ha sido capaz de regalarnos otras. Muchas que estaban olvidadas y que hemos podido recuperar. Que no se nos olvide, que la memoria sea selectiva y elija quedarse con esto, elija rodearse de lo humano, de lo sensible… Y sobretodo, nos permita recordar estos meses atrás y no dejar pasar lo que de verdad importa. Lo que nos hace felices y lo maravilloso que es sentirse completo sin tener que alejarse miles de kilómetros de lo que llamamos hogar.

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