“Un poco de verano hace que todo el año valga la pena”
Hace tiempo leí esta frase y se grabó en mi memoria. Lo cierto es que desde el primer día del año me paso los días en una especie de cuenta regresiva deseando con ansia que llegue por fin, mi adorado verano. Es mi época favorita del año y ¡no me avergüenzo de ello!
Y es que esta época maravillosa donde los termómetros no bajan de los 25º C elevan nuestro estado de ánimo, nos hacen sentir más alegres y positivos. No sabemos muy bien si es por el calor que se respira, por los planes al aire libre o simplemente porque el día es más largo y tenemos más tiempo de disfrutar tranquilamente sin presiones.
Lo cierto es que en Invierno vivimos en estado melancólico perpetuo… nos sentimos algo nostálgicos y entramos en un modus operandi de drama y decaimiento en el que nos regodeamos por mero placer. Planes a puerta cerrada, temperaturas que invitan a quedarse en casa y la poca luz del ambiente que nos obliga a recluirnos pronto dentro de nuestros hogares.
Pero todo eso queda atrás una vez mi querido Verano aparece, aumenta la temperatura y con ella la felicidad y el entusiasmo. Tantos planes por hacer, tantos sitios por recorrer, tantas horas del día para disfrutar.
Lo sé, no todos sois amantes de esta época estival. Pero para mí es una de las mejores, atrae toda mi inspiración. Nacen nuevas ideas, me siento renovada y con ganas de crear, de disfrutar de la luz y de esa sensación de calidez que nos abraza profundamente cada vez que cae el sol.
Es curioso como a lo largo de los siglos y las décadas se ha creado cierta imagen que corresponde a cada época del año. Inconscientemente estamos programados desde hace muchísimo tiempo para sentir ciertas cosas según la estación en la que nos encontremos.
En Invierno debemos sentirnos melancólicos y nostálgicos, en Otoño deseamos un cambio y ansiamos iniciar nuevas rutinas. En primavera comenzamos a sentir ese no se qué que nos trae la felicidad y el romanticismo, y en verano… bueno, en verano nos invade la alegría.
Está bien vivir todas las caras de la moneda. Y también disfrutar cada estación como nos invita y como nos conmueve. Está bien estar feliz en Invierno y querer quedarnos en casa también en Verano. No hay reglas válidas y es que como seres humanos todo aquello que nos haga felices siempre será lo correcto.