Grupo de gente en una limpieza de playa organizada por Bioagradables en Valencia, España.

La salud de nuestros mares

Redacción
Emilio Beladiez

En los tiempos que estamos viviendo es imprescindible revisar qué nos aporta salud y qué nos la quita, por ello quiero presentaros esta reflexión para que os sirva de ayuda a la hora de elegir qué descartamos y qué conservamos.

Cuando pienso en ‘sanidad’ me vienen a la cabeza imágenes de medicinas, jeringuillas, hospitales. Sin embargo, cuando pienso en salud mi cabeza se llena de frutas y verduras de colores, de carreras en la playa y espuma de mar en los pies. Es sorprendente que tengamos esas conexiones sinápticas tan grabadas en el cerebro y que al mismo tiempo nos genere tanta confusión. Tener salud no es ir mucho al hospital, e ir mucho al hospital no es señal de una buena salud. Esto simplemente refuerza la idea de que tenemos que cultivar nuestra salud desde el minuto uno, no sólo cuando nos sentimos la enfermedad acechándonos.

La salud no es la ausencia de enfermedad como pueden pensar la mayoría ya que es una percepción muy cotidiana. Según la OMS, se define como la “condición de todo ser vivo que goza de un absoluto bienestar tanto a nivel físico como a nivel mental y social”. Cuando nos ataca una enfermedad es cuando nos acordamos del bienestar, de hacer deporte, de comer mejor, de relacionarnos mejor con nuestro entorno, etc.

Recientemente la asociación que coordino ha recibido una subvención de la Generalitat Valenciana de Sanitat y ha sido gracias a la revisión de este término, y el que lo provoca, lo que nos ha conseguido este éxito. Conocer el entorno que nos rodea y entender su importancia significa poder encontrar salud en cada rincón.

¿Por qué limpiamos las playas? Porque al agacharnos a recoger un envoltorio de plástico reconocemos ese residuo como propio, en el sentido de que en algún  momento se nos ha volado uno o se nos ha caído uno y podría ser ese, reflexionando así sobre cómo nos comportamos con el medio.

También conseguimos aprender un poco más confundiendo con plástico ciertas formaciones naturales como los huevos de tiburón y manta-raya que nos encontramos en la orilla. Estas lecciones sutiles nos atraviesan lo que pensábamos aprendido y nos alteran los pensamientos a tal nivel que la próxima vez que vayas por la calle y veas un envoltorio, o bolsa de plástico, te sangrará un poco el alma si no lo recoges.

Además de la salud que coges con estos nuevos pensamientos incluidos en tu nueva normalidad, también estás facilitando que nuestro entorno, en este caso el mar, sea un poco más sano. Con doble filo, tu cuidas más al mar y el mar tiene menos posibilidades de enfermar.

Sabemos que el mar es una fuente increíble de recursos, no sólo pesqueros, y como curiosidad os diré que se han descrito cerca de 18.000 elementos activos en la utilización de productos farmacológicos. Estos elementos que utilizamos para hacer nuevas o mejores medicinas provienen de las anémonas, de las esponjas marinas y de los corales que tan en peligro están. Una de cada 50 especies de animales marinos contienen sustancias potencialmente útiles para nuestra salud, mientras que en los animales terrestres son una cada 500. Así que al participar en una limpieza de playa, de ríos o de los mismos fondos marinos estamos cuidándonos y propiciando mucha salud para el medio ambiente.

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