Gotas de agua de color azul. Poppyns Magazine

La vacuna universal

Las vacunas frente a COVID19 marcarán un antes y un después

Redacción
Alejandro Orrico

Tras la buena acogida de nuestro artículo sobre “retos de las vacunas frente al coronavirus y estrategias para superarlos”, os propongo ir un paso más allá y profundizar sobre por qué la investigación sobre las vacunas de la COVID19 pueden suponer un hito histórico, no solo por salvar millones de miles de vidas humanas, sino porque pueden suponer el avance en vacunas que tanto estábamos esperando.

Es cierto que no deberíamos decir nada positivo de este maldito bicho que ha hecho que estemos encerrados más de un mes, que va a llevarnos a una profunda crisis económica y que se ha llevado más de 20.000 vidas en nuestro país. Pero, también es cierto que este hecho ha supuesto que las mentes científicas más potentes del mundo en este campo se pongan a remar en un esfuerzo en investigación sin precedentes y, lo que ha sido una utopía hasta la fecha:

¡fondos para investigar!

Científico en el laboratorio sujetando un tubos de ensayo con guantes de latex y bata blanca. Poppyns Magazine

La amenaza, cada vez más real, de que esta pandemia siga llevándose miles de vidas hasta obtener una vacuna eficaz, ha supuesto el pistoletazo de salida para que gobiernos, compañías farmacéuticas y equipos de investigación de todo el mundo se lancen a la carrera por desarrollar “la vacuna”, como si de la guerra fría se tratara. Sea cual fuere la causa, la cuestión es que puede suponer un antes y un después en investigación en vacunas.

Para que nos hagamos una idea de los tiempos, en condiciones normales, solo poner  en marcha un ensayo clínico tarda entre 12-18 meses. Pues bien, según la base de datos donde se registran todos los ensayos clínicos, en tan sólo 4 meses, ya existen 745 estudios relacionados con COVID19 (Clinicaltrials.gov). Es decir, 745 productos (tratamientos, test diagnósticos o vacunas) para luchar contra la COVID19. Entre estos, ya hay nada más y nada menos que 119 vacunas en desarrollo, de las cuales 8 ya se están probando en humanos (LondonSchool).

Persona con gafas de laboratorio, mascarilla, guantes y escafandra blanca sujetando tubos de ensayo y mirándolos con una lupa. Poppyns Magazine

Esta urgencia ha supuesto que expertos de todo el mundo se comuniquen y trabajen juntos. Como ejemplo, varias compañías farmacéuticas “competidoras”, se han puesto a trabajar conjuntamente. Y lo que es más importante para el avance en investigación es que tecnologías de vacunas novedosas (que se veían “futuristas” y estaban en segundo plano), han emergido y, puede, que haya llegado su momento.

Investigador con gafas de laboratorio, mascarilla, guantes y escafandra blanca, mirando por un microscopio. Poppyns Magazine

Dos de estas nuevas tecnologías son las vacunas de ADN y ARN. Se trata de vacunas muy prometedoras que han dado buenos resultados en investigación en animales. Pero, hasta la fecha, han sido muy poco probadas en humanos por motivos éticos (ya que suponen la fabricación de organismos transgénicos, es decir, modificados genéticamente), y por miedo a los efectos secundarios y consecuencias (que pudieran producirse al introducir el ADN o ARN del patógeno en nuestro cuerpo) (ClinicalInfectiousDiseases2011). Sin embargo, la necesidad actual ha hecho que las vacunas de ADN y ARN estén entre las vacunas que se están desarrollando para luchar contra el COVID19. Por tanto, podrían probarse, por primera vez, en humanos. De resultar exitosas, podría tener profundas implicaciones para el futuro del desarrollo de vacunas. Ahora veremos por qué.

Gotas de agua de color azul. Poppyns Magazine

Las vacunas que tenemos actualmente son muy diferentes entre sí, pero todas se basan en introducir el virus o parte de él en nuestro organismo. La idea es “enseñarle” a nuestras defensas a protegernos de los diferentes bichos. Hoy podemos ver en las neveras de los centros de salud vacunas que introducen en nuestro cuerpo el virus completo, pero muy debilitado, para que no produzca la enfermedad (ej. varicela o la vacuna del sarampión, rubéola y paperas). Otras vacunas, sin embargo, solo introducen “partes esenciales” del bicho que son suficientes para que generemos protección frente al bicho entero y evitemos la enfermedad (ej. Gripe, hepatitis b, virus del papiloma humano). El problema es que las tecnologías y los procesos de fabricación actuales son tan diferentes y complejos que hace falta tener una fábrica específica para producir cada tipo de vacuna.

Sin embargo, las vacunas de ADN o ARN, podrían suponer un paso hacia algo que ha sido el santo grial del diseño de la vacuna: la vacuna universal.

¿Cómo funcionan las vacunas de ARN?

En general, hay dos tipos de virus: que contienen ARN o ADN.

El  COVID19 (el SARS-Cov-2) es un virus de ARN. Por tanto, todo su material genético se almacena en su ARN. Lo mismo que el ADN para los humanos, que almacena nuestro material genético.

El primer paso para producir una vacuna de ARN sería conocer el “trocito” de ese ARN del virus (secuencia) que produce sus “partes esenciales” (las que hacen que nuestro cuerpo genere protección). Por ejemplo, ya se ha visto que la proteína S del virus SARS-Cov-2 podría ser la clave. Pues bien, podríamos saber qué “trocito” del ARN del virus es el que se encarga de producir esa proteína S.  

Persona siendo vacunada por un doctor con bata blanca y guantes de latex azules sosteniendo una jeringa. Poppyns Magazine

Cuando administremos la vacuna en el cuerpo humano, ese ARN entrará en las células de nuestro cuerpo. Ahí, utilizando la maquinaria de nuestras células, ese “trocito” de ARN del virus generará (como preveíamos) las proteínas S del virus. Pero sólo la proteína S, no todo el virus. Por tanto, no producirá enfermedad. Sin embargo, nuestro sistema inmune atacaría ese “cuerpo extraño” y generaría anticuerpos (protección) específica frente a esa proteína S.

En conclusión, habríamos conseguido que, la próxima vez que el virus entero nos infecte (con sus proteínas S en su superficie), los anticuerpos de nuestro cuerpo reconocerían la proteína S y, lo destruirán de inmediato.

Sin embargo, las vacunas de ADN o ARN, podrían suponer un paso hacia algo que ha sido el santo grial del diseño de la vacuna: la vacuna universal.

¿Es la primera vez que se estudia este tipo de vacunas?

Las vacunas de ARN han dado lugar a resultados esperanzadores en tratamiento del cáncer. Pero, los ensayos clínicos de vacunas frente a enfermedades infecciosas estaban aún “verdes”. Hasta la fecha, se han probado en enfermedades infecciosas como la gripe, el zika o el VIH. Han demostrado ser seguras, pero, todavía han de mejorar en su protección (FrontiersInImmunology).

La actual aceleración de investigación en vacunas puede suponer el “empujón” que les faltaba a estas vacunas tan prometedoras.

¿Qué tiene que ver todo esto para conseguir la vacuna universal? 

Si las vacunas basadas en material genético (ya sea ADN o ARN) resultan exitosa para el COVID19, supondría un hito histórico para el mundo de las vacunas ya que estas presentan múltiples ventajas frente a las basadas en tecnología más tradicional:

  1. Un proceso de desarrollo más corto, lo que supondría una mayor capacidad de reacción frente a futuras pandemias.
  2. Potencial de fabricación a bajo costo (de hasta 10 veces menos).
  3. Capacidad de producción masiva más rápida, que solventaría el problema actual de necesitar muchos meses para poder producir vacunas para todo el mundo.
  4. Podrían ser mucho más resistentes al calor sin que hiciera falta mantener la cadena de frío, lo cual, es importantísimo sobretodo para los países en vías de desarrollo, y
  5. Tendrían un proceso de fabricación estándar para diferentes virus (“sólo” haría falta cambiar el trocito de ARN para cada virus).
La tierra vista desde el espacio. Poppyns Magazine

En definitiva, habría un mismo proceso de producción para todas las vacunas.

De ahí que se denomine “la vacuna universal”.

¿Utopía o realidad?: pronto lo sabremos. 

Ver SkyNews para obtener una información más detallada.

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