¿Sabéis cuando alguna prenda se pone en tendencia, y la ves por todas partes y que encima te encanta? ¿Y que cuando ha pasado un año y la vuelves a sacar del armario con el cambio de estación ya no te dice nada? ¿ya no te transmite emoción? Ya no te gusta tanto como te gustaba entonces.
Pues
eso está pasando con el arte. El mainstream, la comida creatividad
basura, el fastart ha llegado a
nuestros hogares. La prueba, basta con que pongáis white art wall en el buscador de Pinerest para que lo entendáis. Lo
que vais a ver son centenares de láminas y obras insustanciales repetidas en
muchas paredes y hogares diferentes (o iguales, según se mire). Este año parece
que se lleva el terracota.
El arte sirve de respiro tanto para el que lo hace como para el que lo observa.
No voy a mencionar aquí marcas ni compañías que se dedican a hacer esto, porque me imagino que ya las conocéis. Lo que sí voy a deciros son unas cuantas razones por las cuales deberíais no consumir este tipo de producto.
El primero, porque lo que le estás dando a una marca gigantesca se lo estás quitando a un artista real. Si quieres una obra original, hoy en día hay centenares de sitios donde conseguir obras muy interesantes y a buen precio. Como Etsy, mercadillos, pequeñas galerías e Instagram. O incluso en el mismo rastro, que puedes encontrar increíbles gangas. Y es que yo creo que no hay que comprar obras porque estén en tendencia sino obras que realmente te emocionen y te inspiren algo.
Por otra parte, porque lamentablemente las grandes compañías realizan algo muy triste, que es el copy paste, y muy penoso en la mayoría de los casos (vamos que ni se cortan un poquito). Y a mí me sabe mal que vayan a su equipo de creativos (que ojo, esos son unos currantes) y les digan ‘queremos esto, se lleva mogollón ahora, lo quiero tal cual aunque sea de esta artista’, y hacen un clon. Veo casos a menudo de artistas que sufren plagios por grandes marcas y tienen que luchar con uñas y dientes para defender lo suyo.

La última razón por la que no deberíais consumir estos productos es la siguiente, y voy a llamarla fenómeno Ikea: ¿alguna vez has ido a casa de una amiga tuya y tiene el mismo mueble que tú? ¿o que tu primo? Pues eso va a pasar con el arte, que vas a ver la misma obra o una sumamente parecida en muchos sitios diferentes, tantos que al final no te inspiran nada de nada, ni si quiera te paras a verla. Y es que el arte está para pararse, para detenerse a mirarlo y contemplarlo. El arte sirve de respiro tanto para el que lo hace como para el que lo observa.
Así que si puedes, compra obras producidas por gente pequeña y currante, ve al rastro y a tiendas de segunda mano a escarbar entre sus tesoros, o ya que te pones, coge tinta y un pincel y haz tu propia obra.


