Cuando inicié mi carrera en el mundo de la fotografía, no tenía claro hacia qué dirección iría. De hecho, no estaba segura de si lo correcto sería dedicarme a algo tan subjetivo y poco tangible. Sin embargo, en mi etapa de estudiante tenía clara dos cosas: me dedicaría a algo que me hiciera feliz y sobretodo, donde no tuviese que sacrificar mi parte más artística y creativa.
Desde pequeña he invertido mucho tiempo en observar, comprender y analizar estéticamente los espacios. Recuerdo hacer que mi madre me ayudara a mover de cuando en cuando los muebles de la habitación, dejarme pintar alguna pared, o cambiar los textiles de la cama. Era necesario para mí rodearme de un ambiente acorde con mi forma de ser y con mis sentimientos. Ella sin rechistar, me ayudaba y se involucraba muchísimo en mis proyectos, dándoles forma y ayudándome a confeccionar todo lo que necesitara.
Esa necesidad casi esencial del ser humano de ir más allá, la define Platón con firmeza en varios de sus escritos… Para él existe una clara diferencia entre el mundo del conocimiento y el de las ideas. El lenguaje y el pensamiento nos llevan por caminos distintos. Según su razonamiento la percepción del mundo físico, material y sensible se basa en impulsos y sensaciones de los sentidos, sin embargo, el mundo del conocimiento se rige por el pensamiento de las ideas.
Esto que para mí en su momento no eran más que letras y no comprendía su trasfondo, se ha convertido años más tarde en mi premisa de trabajo. Sin quererlo, he formado parte de un mundo sensible en el que he logrado que mi fotografía transmita algo más y pase de ser meramente comercial/editorial a convertirse en un retrato humano. Para mí, cada proyecto debe tener un recoveco íntimo en el que siempre dejar un pedacito de mi yo más personal.
En el momento de componer un proyecto fotográfico para un cliente, es primordial que hagamos un estudio completo de su filosofía y propia declaración de intenciones. ¿Qué es lo que hay más allá? ¿Qué queremos exactamente transmitir visualmente? Las imágenes que obtendrá como resultado final deben ser siempre, la suma de un trabajo completo en el que damos vida y alma a algo efímero que nace dentro de sus ideas.
Para mí, cada proyecto debe tener un recoveco íntimo en el que siempre dejar un pedacito de mi yo más personal.
El mundo comercial, publicitario y editorial como bien sabemos ya no es el mismo que hace 10, 20 ni 30 años. Ha cambiado la manera de comunicar y de dar a conocer una imagen. Es por esto que no se trata solo de disparar con un buen encuadre o un correcto punto de vista. Queremos hablar de sensaciones, queremos llegar al público no como una imagen más sino como algo que representa una parte de nuestros valores, gustos, aficiones…
La importancia de sensibilizar a la hora de comunicar es, diría yo, el factor imprescindible a la hora de trabajar hoy en día dentro de este sector. Y es que si de algo estoy segura, es de que nunca debemos renunciar a lo propio e inalienable, sino introducirlo en la productividad de nuestras creaciones.



