He sido afortunada por haberme rodeado desde mi infancia de muebles, obras, piezas y cosas en general con un alto gusto estético (por no decir simplemente bellas). Mi familia paterna se dedicaba al mueble clásico y la madera, por lo tanto en mi casa y en las otras casas familiares siempre se ha respirado un cierto aire a estilo, arte y a ese je ne sas quoi que, a pesar del paso del tiempo y su desgaste, todo sigue teniendo ese encanto y armonía que sólo saben darnos las cosas bellas y de calidad.

Rodéate de obras estéticas y diferentes desde la infancia
Si de pequeña me rodeé de obras de San León y Barberá, también lo hice de seleccionados libros infantiles, piezas únicas y juguetes peculiares, que hicieron no sólo hacer volar mi imaginación, sino plantar una pequeña semilla de gusto estético en mi interior.
Pongamos el ejemplo de la educación bilingüe: un niño puede aprender dos idiomas de manera efectiva llevándolo por ejemplo a un colegio de lengua francesa y hablándole castellano en casa. Pues pasaría salgo similar con la educación estética y sensible hacia los objetos, las obras, la arquitectura y la belleza.

Habituar a un hijo a saber observar y rodearla de elementos ricos en diseño, hará que en un futuro tenga un mejor ojo estético y por tanto su vida sea más placentera al haber sabido rodearse de elementos que la acompañen de una forma además de práctica y útil, afable a la vista.
¿Es posible ser más felices si nos rodeamos de objetos hermosos?
Esto entonces nos introduce a la siguiente cuestión: ¿Es posible ser más felices si nos rodeamos de objetos hermosos?

La felicidad ambiental no solo reside en tener objetos o piezas bellas a la vista, sino de conocer cómo manipular nuestro entorno en cada ocasión para que siempre sea lo más agradable posible según lo que queramos experimentar.
Un ejemplo que se me ocurre en el día a día sería cuando, en mis paseos nocturnos, veo que muchas viviendas mantienen la luz de techo cenital (y tono azul para más inri) mientras están ya en esa fase de relajarse en el sofá mientras disfrutan de una película.
Os prometo que me entran escalofríos al imaginarme esa estancia fría, en un momento del día que necesitas entrar en estado de relajación y letargo. Sería mucho más conveniente acompañar este momento con una luz cálida de menos voltaje, quizá de sobremesa, para envolver el salón con un aura íntima y acogedora.

Uso de materiales naturales, no sintéticos con gusto estético
El uso de materiales naturales y no sintéticos ayuda también a crear escenarios de mayor confort e interés para los usuarios, así como el uso comedido del color (¿paredes naranjas imitando a estuco? ¡No gracias!). Qué queréis que os diga, soy de esas personas que consideran que si tienes que comprar algo, cualquier objeto, aunque sea un colador, cómpralo de calidad, funcional y bello.
Por eso, volviendo a mi punto de partida, si tienes hijos o sobrinos y quieres hacerles regalos con juguetes, libros, muebles y textiles, aprovecha esta nueva oportunidad para empezar a preparar su camino, transmitir buenos valores y plantar la semilla del gusto estético.

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